Antiamericanismo barato
Existe un sentimiento pueril y maniqueo que consiste en aceptar o rechazar de plano todo un país y lo que representa. Así, vemos como en este país que hasta ahora se llamaba España han existido a lo largo de su historia admiradores y detractores de los páises anglosajones, de Francia o de Alemania. Uno de los ejemplos más claros se dio durante la Primera guerra mundial y la división de la opinión pública española entre partidarios de las potencias centro europeas alineadas en la triple alianza y los partidarios de la Triple Entente.
Uno de los sentimientos más arraigados en la ideosincrasia española ha sido el antiamericanismo visceral. Desde los tiempos del Maine y de la guerra de Cuba, los españoles hemos visto en los americanos a una especie de cowboys que hacían de su capa un sayo e imponían su ley por doquier. Si a esto le sumamos el apoyo que el regímen de Franco obtuvo del presidente Eisenhower y la actuación de los EEUU en medio mundo contra el bloque socialista, no es de extrañar que la izquierda española sea claramente antiamericana. Estas son algunas -y muy superficiales- de las explicaciones. El último episodio lo hemos vivido con con la guerra de Irak y sus consecuencias. Desde ese momento mucha gente se ha volcado en el antiamericanismo irracional y censura a los Estados Unidos con un desconocimiento atroz de la realidad que allí se vive.
El otro día me decía un amigo que una compañera de trabajo le dijo, así por la buenas, que los EEUU eran -cito textualmente- un país de mierda. Eso lo decía una persona que, como bien me explicó mi amigo, se atiborra de películas americanas, sigue la moda americana y vive en una sociedad con valores parecidos a la americana. Uno puede estar de acuerdo o no con aspectos como la sanidad, la legislación sobre armas o la oportunidad de ciertas actuaciones en el extranjero por parte del gobierno de los EEUU, pero de ahí a calificar a todo un país como de mierda dista un buen trecho. Esta gente desconoce la importancia que han tenido los EEUU para que se asiente por todo el mundo la democracia. Y no me refiero a Ronald Reagan, sino más bien a Thomas Jefferson y a la incipiente república que presidió hace 200 años. Los EEUU fueron el espejo en el que se miraron los franceses y, por ende, todos los liberales del XIX europeo. El país a seguir, la democracia más antigua del mundo -con el permiso de los británicos-. Todo ello por no hablar de su actuación durante la Segunda Guerra Mundial.
Toda esta gente que insulta sin parar a los EEUU asimila el todo a una parte en una especie de sinécdoque fatal. El medio oeste ultraconservador, el llamado cinturón bíblico no es la sofisticada costa este, ni el ala más dura del Partido Republicano es hegemónica en el pensamiento político del país . Los Estados Unidos son más. Son el cine con el que hemos crecido y que está a años luz de las pesadísimas películas españolas. Son Truman Capote, Jack Kerouak, Henry Miller, Woody Alle y tantos otros. Son el laboratio de lo que será la sociedad multiétnica del futuro, cuando el mundo sea de verdad una pequeña aldea global. Los valores como la libertad de prensa, la democracia y la libertad individual son los que han hecho grande a ese país. En muchos aspectos todavía estamos muy lejos de ellos.
El antiamericanismo barato no es más que un síntoma de algo que, por desgracia, andamos sobrados en este país: la ignorancia.
Uno de los sentimientos más arraigados en la ideosincrasia española ha sido el antiamericanismo visceral. Desde los tiempos del Maine y de la guerra de Cuba, los españoles hemos visto en los americanos a una especie de cowboys que hacían de su capa un sayo e imponían su ley por doquier. Si a esto le sumamos el apoyo que el regímen de Franco obtuvo del presidente Eisenhower y la actuación de los EEUU en medio mundo contra el bloque socialista, no es de extrañar que la izquierda española sea claramente antiamericana. Estas son algunas -y muy superficiales- de las explicaciones. El último episodio lo hemos vivido con con la guerra de Irak y sus consecuencias. Desde ese momento mucha gente se ha volcado en el antiamericanismo irracional y censura a los Estados Unidos con un desconocimiento atroz de la realidad que allí se vive.
El otro día me decía un amigo que una compañera de trabajo le dijo, así por la buenas, que los EEUU eran -cito textualmente- un país de mierda. Eso lo decía una persona que, como bien me explicó mi amigo, se atiborra de películas americanas, sigue la moda americana y vive en una sociedad con valores parecidos a la americana. Uno puede estar de acuerdo o no con aspectos como la sanidad, la legislación sobre armas o la oportunidad de ciertas actuaciones en el extranjero por parte del gobierno de los EEUU, pero de ahí a calificar a todo un país como de mierda dista un buen trecho. Esta gente desconoce la importancia que han tenido los EEUU para que se asiente por todo el mundo la democracia. Y no me refiero a Ronald Reagan, sino más bien a Thomas Jefferson y a la incipiente república que presidió hace 200 años. Los EEUU fueron el espejo en el que se miraron los franceses y, por ende, todos los liberales del XIX europeo. El país a seguir, la democracia más antigua del mundo -con el permiso de los británicos-. Todo ello por no hablar de su actuación durante la Segunda Guerra Mundial.
Toda esta gente que insulta sin parar a los EEUU asimila el todo a una parte en una especie de sinécdoque fatal. El medio oeste ultraconservador, el llamado cinturón bíblico no es la sofisticada costa este, ni el ala más dura del Partido Republicano es hegemónica en el pensamiento político del país . Los Estados Unidos son más. Son el cine con el que hemos crecido y que está a años luz de las pesadísimas películas españolas. Son Truman Capote, Jack Kerouak, Henry Miller, Woody Alle y tantos otros. Son el laboratio de lo que será la sociedad multiétnica del futuro, cuando el mundo sea de verdad una pequeña aldea global. Los valores como la libertad de prensa, la democracia y la libertad individual son los que han hecho grande a ese país. En muchos aspectos todavía estamos muy lejos de ellos.
El antiamericanismo barato no es más que un síntoma de algo que, por desgracia, andamos sobrados en este país: la ignorancia.
5 comentarios
capita mierda -
Saludos a Conan
dernhelm -
Dicho esto, quiero hacer un comentario, entre los anti y los pro (Rollo Bienvenido Mr Marshall o el pamplinas de mi profesor de diplomacia) me pongo del lado de los anti, porque hay papanatismo, pero hay papanatismo con sentimiento y conformismo puro y duro, y eso jode más a la sociedad que un poco de ojeriza contra los amos del mundo y su pais, cada dia más triste, cada dia menos admirable.
liberal -
Amigo Gagarin -
I Fought The Law -