PPijos
Los niños PPijos se han concentrado esta tarde en la calle Génova entre otros simpatizantes más granaditos del PP. Extraños estos chavales. Dice mi padre, que es un señor de derechas, que quien no es revolucionario con 20 años es gilipollas. A cada cual le corresponde catalogar a esta extraña raza de seres. A pesar de todo lo que hacen estos chicos, Burberrys al cuello y camisa impoluta, siempre les sale desnaturalizado, artificial. Cuando los veo tengo la impresión de que son cuarentones pudientes disfrazados.
Su manifestación no es la del sábado, eso no hay más que verlo. Les falta espontaneidad; es una mala réplica, una pataleta de niño bien. De chiste.
Van a darle las gracias a Ansar por todo el bien que ha hecho en estos últimos 8 años. Claro, es natural. Sus universidades no están masificadas, ni tienen unas aulas tercermundistas. Claro, es natural. Ellos no tienen el problema de encontrar un trabajo mal pagado con un contrato por horas; siempre los enchufará papá o algún coleguita del partido.
Claro, es natural. Ellos no han ido a recoger chapapote para poder salir a pescar y ganarse el pan. Claro, es natural. Ellos no se ven pagando una hipoteca con 60 años por un piso de 50 metros cuadrados; siempre podrán habitar en su ecosistema del barrio de Salamanca. Claro, es natural. Sus padres no viajarán jamás en un Yakolev desvencijado. Claro, es natural. Ellos nunca sabrán que es que les bombardee un B-52 americano.
No sé si ellos saben lo que es coger un tren de cercanías o un metro. Pero lo que sí que sé es el miedo, la indignación y la rabia que sentimos muchos cada mañana cuando nos montamos en el vagón.
Su manifestación no es la del sábado, eso no hay más que verlo. Les falta espontaneidad; es una mala réplica, una pataleta de niño bien. De chiste.
Van a darle las gracias a Ansar por todo el bien que ha hecho en estos últimos 8 años. Claro, es natural. Sus universidades no están masificadas, ni tienen unas aulas tercermundistas. Claro, es natural. Ellos no tienen el problema de encontrar un trabajo mal pagado con un contrato por horas; siempre los enchufará papá o algún coleguita del partido.
Claro, es natural. Ellos no han ido a recoger chapapote para poder salir a pescar y ganarse el pan. Claro, es natural. Ellos no se ven pagando una hipoteca con 60 años por un piso de 50 metros cuadrados; siempre podrán habitar en su ecosistema del barrio de Salamanca. Claro, es natural. Sus padres no viajarán jamás en un Yakolev desvencijado. Claro, es natural. Ellos nunca sabrán que es que les bombardee un B-52 americano.
No sé si ellos saben lo que es coger un tren de cercanías o un metro. Pero lo que sí que sé es el miedo, la indignación y la rabia que sentimos muchos cada mañana cuando nos montamos en el vagón.
4 comentarios
Anónimo -
El autor -
PD. La próxima vez no me pongas el mail que te reconozco, joder, juasjaus
Anónimo -
No sólo tu padre decía eso, todo, ya lo sabes, está en los libros, "Quién a los 20 no es revolucionario no tiene corazón y quién lo sigue siendo a los 40 es que ha perdido la razón..."
claudia -