CAMPEONES
Como la mayoría de españoles ayer me quedé enganchado a la pantalla del televisor. La final de la Eurocopa ha sido uno de los momentos más importantes de la historia del deporte español, pero todo lo que se ha movido alrededor de la selección va más allá de lo meramente deportivo.
Escuchaba el otro día a un comentarista de RAC1 decir en un catalán impoluto que lo que le molestaba de esta eurocopa era la "sobredosis" de símbolos españoles y de patriotismo. El buen señor no recordaba, o no quería recordar, cómo en algunas zonas de España nos machacan constantemente con cosas tan intrascendentes (y las audiencias de televisión me remito) como partidos de la selección catalana de fútbol o partidos hockey jugados en la Conchinchina contra la selección de Turkmenistán. Tampoco se refería el buen señor al machaqueo constante del Barça en todos los medio catalanes o cómo es casi imposible ver una televión de esta tierra sin que te metan el nacionalismo con calzador.
pues bien, señores, yo ayer me alegré infinitamente de que la selección de fútbol de mi nación, en la que jugaron brillantemenete jugadores catalanes, ganaa la Eurocopa. Me sentí feliz de ver la banderas de mi país ondear en Viena y al escuchar a mis compatriotas celebrar la victoria. Y sobre todo me siento feliz de que los símbolos de mi país hayan sido de todos, no de unos ni de otros, sino de todos los ciudadanos que vivimos en España. Creo que esto es un paso importante para reivindicar que tanto la bandera como el himno no son patrimonio de una ideología, sino de todos los españoles. Y al que le pique, que se rasque.
Y por supuesto me alegré (y me reí sobremanera) cuando al finalizar el partido no dejé de escuchar petardos y bocinas de automóviles, cosa que a más de uno le sorprenderá en este Matrix virtual en el que todos deberíamos ser independentistas. Por no hablar de esas concentraciones espontáneas en Las Ramblas y en la Plaza de España de Barcelona, donde miles de seguidores celebraron el triunfo de nuestra selección.
Además, jugamos mejor que nadie y disfrutamos de buen fútbol, que no es moco de pavo.
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