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El cráter

El cráter Después de cualquier explosión siempre aparece un cráter. El interés del paisaje se centra, a partir de ese momento, en lo insólito de la visión. En Bagdad ayer apareció otro cráter. Esta vez han muerto apenas 3 o 4 occidentales entre las 29 víctimas que destacan los medios; como cuando aquel tren descarriló a mediados del siglo XIX y la prensa se felicitaba de que "por suerte no había ningún fallecido de primera clase". En fin, el mundo sigue girando.
En España todos llevamos un cráter dentro. Nada es cómo debería ser. Faltan 201 personas que nunca más volveán a sus trabajos, a sus clases de baile, a irse de vacaciones. También tenemos esa extraña sensación de estar como en un limbo político. Ansar no aparece ni en pintura, a Rajoy le crecen los enanos de su circo y ZP ya está perfilando la composición del nuevo gobierno en el que va a haber un ministerio de la vivienda y un ministro sindicalista. Todos tienen, tenemos, la sensación de que ese cráter antes no estaba ahí. Como insólito es también lo que declara uno de los detenidos por el 11-M. Para este sujeto por encima suyo "sólo está Diós"; por suerte en este laico país no esperamos a la otra vida para hacer justicia. Pero la sensación de cráter continúa. Llevamos una semana anormal, casi diría que irreal. La derecha se queja de manipulación informativa, Urdazzi no aparece por el Telediario y casi no se oye hablar de la boda del Borbón. Incluso el fútbol está del revés y el Zaragoza ha ganado, menos mal, la Copa del Rey. Por suerte, y pese al cráter, todavía hay cosas que siguen como siempre: Pedro Almodovar ha vuelto a estrenar una peli de maricones.

PD Felicidades, Chorcher y David, os lo habeis ganado.
PPD Perdón de antemano al colectivo gay por si les molesta lo de "maricones". Los alumnos de Arcadi sabrán por qué lo digo.

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