Balones y barretinas
Yo fui uno de los que no vieron el partido de la selección catalana de ayer. Más que nada porque no me gusta el fútbol, y si encima se mezcla con el aldeanismo me produce urticaria. Según me cuentan aquello fue más un acto de reafirmación patriótica que un partido de fútbol. Más allá de la pana que los brasileños le dieron a los catalanes, la exaltación de la raza, los trabucaires y el baile de sardana, me reafirmo en mis convicciones de vivir en un país de pueblerinos. Y es que aquí el fútbol no es el deporte rey, lo es mirarse el ombligo y aprovechar de paso para decir lo buenos que somos. Yo estaría de acuerdo con que la selección catalana existiera en las competiciones internacionales, más que nada para que el BarÇa se jugara el título de liga con la Grama, que dicho sea de paso representa un hecho diferencial de tanto calado en Cataluña como para ser también una selección nacional. Y es que no se puede estar en misa y repicando. Si algunos quieren ir a la eurocopa encalados en sus barretinas para ondear sus esteladas que apechuguen y formen una liga propia con el Lleida y el Nástic. A ver si de paso la otra selección catalana se normaliza y deja de fichar jugadores extranjeros para defender los colores patrios frente a la galaxia madrileña, que a su vez representa los mismos valores castizos y trasnochados.
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Biafra -