JIpis y tambores
Aquí o te afilias a un pesebre o te lías la manta a la cabeza. Como no vayas lamiendo culos y practicando succiones lo tienes claro, chaval. Sólo hay que ver la prensa día si, día también, para darse cuenta de esto que digo.
Que paren esto que yo me bajo, le decía el otro día a un amigo. Me niego a que me cuelguen la mochila con el kit de supervivencia del progre tripartito. Que les vayan dando, oiga; a unos y a otros. Entre el Fórum de los cojones, el Carlinhos Braum ese vestido de lagarterana y la programación fascista-provinciana de TV3 me tienen hasta los mismísimos. Que no, mire usted, que yo no tengo carné de nada, que a mi la misma grima me da un jipi tocando el tambor que un pijo de la Bonanova. Como el pesado que se puso ayer por la noche a tocar los bongos dichosos en las fiestas de Pueblonuevo. Seguro que piensa que es la hostia, que cómo mola ser un antisistema y tener un perro con más fauna a cuestas que Parque Jurásico. Ya te digo, el payo hizo de su capa un sayo se puso a tocar el tambor hasta las tantas. Yo se lo ponía de sombrero, el instrumento, claro. Que ya ni charlar con los amigotes tomando una cerveza. Fue parar la orquesta y empezar el jipi a dar hostias al tambor. Muy progresista lo de no dejar dormir a los vecinos millonarios de la calle Bilbao. Claro, luego se me afila la sin hueso y empiezo a soltar barabaridades y a repasar el árbol genealógico del de las rastas. Luego va la novia de un amigo me suelta que para ser de izquierdas tienes una vena fascista que no veas . No es aixó, companys, no es aixó. Como digas lo que piensas tardan poco en colgarte el sambenito partidario. Aquest es un espanyolista perillós, dice el tontito talibán en cuanto le sugiero por donde puede meterse la banderita con la estrella o el uso tan práctico que me haría en el cuarto de baño.
Nada, nada, que aquí hay que ser ultramoderno, ultraprogresista y hasta ultramontano. Te compras la caja llena de prejuicios sin masticar y a triunfar, chavalote.
Ahora, eso sí, la vocación de francotirador verbal no me la quitan. Menudo gustazo, oiga.
Que paren esto que yo me bajo, le decía el otro día a un amigo. Me niego a que me cuelguen la mochila con el kit de supervivencia del progre tripartito. Que les vayan dando, oiga; a unos y a otros. Entre el Fórum de los cojones, el Carlinhos Braum ese vestido de lagarterana y la programación fascista-provinciana de TV3 me tienen hasta los mismísimos. Que no, mire usted, que yo no tengo carné de nada, que a mi la misma grima me da un jipi tocando el tambor que un pijo de la Bonanova. Como el pesado que se puso ayer por la noche a tocar los bongos dichosos en las fiestas de Pueblonuevo. Seguro que piensa que es la hostia, que cómo mola ser un antisistema y tener un perro con más fauna a cuestas que Parque Jurásico. Ya te digo, el payo hizo de su capa un sayo se puso a tocar el tambor hasta las tantas. Yo se lo ponía de sombrero, el instrumento, claro. Que ya ni charlar con los amigotes tomando una cerveza. Fue parar la orquesta y empezar el jipi a dar hostias al tambor. Muy progresista lo de no dejar dormir a los vecinos millonarios de la calle Bilbao. Claro, luego se me afila la sin hueso y empiezo a soltar barabaridades y a repasar el árbol genealógico del de las rastas. Luego va la novia de un amigo me suelta que para ser de izquierdas tienes una vena fascista que no veas . No es aixó, companys, no es aixó. Como digas lo que piensas tardan poco en colgarte el sambenito partidario. Aquest es un espanyolista perillós, dice el tontito talibán en cuanto le sugiero por donde puede meterse la banderita con la estrella o el uso tan práctico que me haría en el cuarto de baño.
Nada, nada, que aquí hay que ser ultramoderno, ultraprogresista y hasta ultramontano. Te compras la caja llena de prejuicios sin masticar y a triunfar, chavalote.
Ahora, eso sí, la vocación de francotirador verbal no me la quitan. Menudo gustazo, oiga.
2 comentarios
Biafra -
¿Y sabes que es lo más triste de todo? Que estuve en Madrid este fin de semana pasado (espero que recuerdes aquellas lluvias de Septiembre con Jorge y su amiga Esme, que gran fiesta nos pegamos en la Casa de Campo). Y joder, que hablando con un compa salmantino, también muy progre él (en el buen sentido) me salia con una vena ultra-española (en el sentido malo) que daba miedo. Que si Castilla y Andalucia no tienen diferencias significativas, que si aprender catalán y castellano desde pequeño es una molestia que empobrece...
No te preocupes Sergio, aunque seamos muy pocos los que pensemos así, creo que estamos en el mismo lado de la barricada. Y aunque nos acaben aplastando, mientras tanto nos entretendremos como siempre hemos sabido hacerlo. Un abrazo tio.
Anónimo -