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Churras y merinas

Yo ya tenía pensado el tema de mi articulito de hoy. Sí, por aquello de ser previsor y no ir dando bandazos. No desvelo el misterio, aunque podrán ustedes leerlo en breve. Pero bueno, ya me lo decía una exnovia: no hagas nunca planes para mañana. Qué razón tenía la moza. Me di ceunta en cuanto me dio puerta y me quedé, como suele decirse, compuesto y sin novia.
Pero vayamos a lo que realmente importa. Aparecen hoy unas declaraciones en Periodstadigital que no tienen desperdicio. Un fuego cruzado entre El País y el Pepé a propósito de una comparación poco afortunada entre Mister teacher Aznar y el Dr. No de nuestra época: Bin Laden.
Que los políticos de hoy en día no tienen ni puta idea de Historia es más que evidente. Sus cuatro referncias y sus tres fechas les dan para montar una teoría política. Y luego pasa lo que pasa y mezclan churras con merinas. Que no falte la anécdota de turno y la chorrada mal entendida. En esto los nacionalistas son los mejores, pero no se escapan ni los sucesores de Cánovas, historiador y presidente del gobierno para más señas.
Leo: "En la invención del pasado, y la reivindicación de las cruzadas entre el islam y la cristiandad, hay una inquietante similitud entre Aznar y Bin Laden". Pues bien, Acebes ya ha puesto el grito en el cielo y replica: "José María Aznar ha sido elegido democráticamente por los españoles en dos ocasiones para presidir el Gobierno, lo que ha hecho durante ocho años de manera ejemplar, con brillantes resultados en todos los ámbitos y avanzando de manera impecable en la lucha contra el terrorismo".
Si el señor Acebes se hubiera leído, además del Código Penal, cualquier manual de Historia, sabría que sus declaraciones son perfectamente extrapolables a la defensa de, por ejemplo, Adolfo Hitler. Un señor muy simpático, bajito también y con bigote, que ganó unas elecciones muy democraticamente y que llevó pan y orden a su Alemania querida. Así que, sin darse cuenta, el señor Acebes se sale de Guatemala para meterse en guatepeor. Por listo.
Sigo. Mister Teacher dijo en una de sus clases magistrales: "el problema de España con Al Qaeda empieza en el siglo VIII" y que "España rechazó ser un trozo más del mundo islámico", pues "cuando fue conquistada por los moros, rehusó perder su identidad". Claro. Sí, sí. Esto es lo que pasa cuando lees a César Vidal. Veamos, Mr Ansar. En el 711 los musulmanes entran en la península llamados por los hijos de Witiza --visigodo para más señas--, en pugna contra don Rodrigo. Mire usted si se resistieron los hispaniolitos (en aquella época con h) que en cuatro días tenían conquistada la península, cosa que los romanos hicieron en 200 años. Fíjese si hubo resistencia que casi no hubo batallas. Familias como la Casia pasaron, tan ricamente, oiga, a llamarse Beni Casim (a ver si alguien adivina el pueblo de donde eran y en el que se celebra cada año un festival de múscia). El señor Aznar no se ha leído los pactos, muy ventajosos, por otra parte, a los que llegaron los hispanos con los musulmanes y en los que se respetaban sus creencias (previo paso por caja, eso sí) y sus propiedades, por aquello de no ponerse a malas. Que sí, que luego se pasaron 8 siglos sacandose el bardeo por las esquinas, pero ya me dirá usted si el Cid no era íntimo del rey moro de Zaragoza y le ayudó a darle para el pelo al conde de Barcelona. O si los reinos crisitanos no estaban a la greña y liaban entre ellos la del pulpo cada dos por tres. Porque a los crsitianos lo que les molaba era la pedrería fina, oiga. Aquello de ir de expedición a Córdoba y traerle un colgante a la señora. Fíjese usted si les caían mal los moritos que no fue hasta 1609 cuando los expulsaron, y más por el qué dirán que por otra cosa, ya que Felipe III quería ser recordado con un adalid del catolicismo en semejanza a sus mayores.
Así que no me vengan con monsergas que no está el horno para boyos. Y ni unos ni otros no han sabido reconocer el parecido de las declaraciones de Mr Ansar. Hace unos años, a un señor con una toalla negra en la cabeza le dio por reivindicar aquello del siglo VIII. No era otro que Jomeini. Para que luego digan.

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