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La peste

Decía Stefan Zweig que la peor peste del siglo XX ha sido el nacionalismo. Origen de las dos grandes guerras mundiales y de un sinfín de conflictos étnicos y fronterizos durante los últimos cien años. Dentro de estos nacionalismos—si bien no en todos—la mayoría han estado peligrosamente escorados hacia la derecha más totalitaria cuando no abiertamente fascista. Millones de muertos son el legado de esta ideología nacida en el siglo XIX y antagónica ya desde su génesis a los principios de lo que siginifa un Estado planteados por la Revolución Francesa.
Yo y mi tribu contra los “otros”. Estos “otros” son acusados de imperialistas—incluso por regímenes como el nazi—, beligerantes y antidemocráticos. Todo ello aunque estos adjetivos sean más bien propiedad exclusiva de algunos nacionalismos. La concepción del Estado nacional ha quedado, como tantas otras corrientes de pensamiento, negada por la historia. Un Estado nación no asegura una vida mejor ni un mayor respeto a los derechos individuales. Al sobreponera estos los derechos nacionales, del colectivo, se crea una situación en la que los individuos quedan indefensos ante unos supuestos derechos nacionales. De ahí al fascismo hay un paso.

Mi personal visión de lo que debe ser un Estado pasa por que éste ha de garantizar la libertad y el bienestar de sus ciudadanos—tanto económico como moral—. Un Estado nacional no garantiza por si solo que estos objetivos se umplan. Es más, los ejemplos históricos han demostrado que el paso de un Estado plrinacional a otros nacionales casi nunca ha conllevado un aumento de la prosperidad. La herencia que dejan enfrentamientos como el de los Balcanes es de miseria, odio y destrucción, e contraposición a un sistema que, aunque imperfecto, era la envidia de la Europa oriental.
¿Sería un País Vasco independiente más democrático que ahora? ¿Sería más próspero? ¿Se hablaría más euskera? Permítanme que lo dude.
Lo malo de tener memoria histórica es que algunas situaciones recuerdan a otras pasadas. No vivimos en un mal momento, ni en cuanto al respeto a las libertades ni en cuanto a la forma de vida de los españoles. El nacionalismo cerril quiere desmarcarse porque sí, porque si se gobiernan ellos mismo su futuro será de color de rosa. ¿Y después qué? Imagínense ustedes una Euskadi independiente donde la mitad de la población se siente de otra nacionalidad. Otra vez el problema nacional. Imagínense ustedes que álaba dice que no, que se independiza del País Vasco—por no hablar de Navarra. ¿Respetarían los de las pistolas que su Euskalerría quedase reducida a dos provincias en las cuales la mitad de su gente está descontenta? ¿Qué harían si un hipotético partido anexionista con España promulgase un referendum—en un momento dado—si la independencia no fuera tan bien como ellos creían?
Miren ustedes, Europa camina hacia la unidad política plena. Y ello no es contradictorio con que cada uno se sienta de donde quiera y manifieste su cultura cómo y donde quiera. No vamos a ser más catalanes, vascos o españoles porque vivamos en un Estado nación. Lo seremos si tenemos total libertad para manifestarnos como tales. Lo otro sólo conduce al enfrentamiento y a la crispación. A que los nacionalistas de un bando amenacen con tanques y los de otro con pistolas. A que al final acabemos a guantazos y viviendo en la miseria.
Vivimos un momento clave en la historia de este país. Un momento en el que si no andamos con ojo las cosas se nos pueden ir de las manos. Así que o vamos poniendo las cartas sobre la mesa o nos dejamos llevar por la cháchara vacía del nacionalismo trasnochado. Así que mejor sería que el señor Ibarretxe se preocupara más de construir viviendas para los jóvenes vascos, de conseguir que mil personas vayan sin escolta por la calle por defender sus opiniones o de conseguir que las empresas no se larguen de su territorio con el consiguiente paro añadido. En pocas palabras, que a lo mejor sería más nacionalista si se preocupase más de los problemas de los vascos y las vascas que de hipotéticos reinos de hadas.

3 comentarios

Castor -

Que curioso. Pues el Stefan Zweig que he leido yo no dice lo mismo.

Sobre las guerras mundiales apunta que una fue causa de las colonias y la otra, la segunda y por eso se lamenta aún más, fue por culpa de las ideas. Ideas fascistas, que no al nacionalismo genérico al que tu te refieres. Pero si a tu juicio nacionalismo es fascismo, allá tu.

DaWyZ -

"Yo y mi tribu contra los “otros”."
Oí eso ayer. Fue en una asignatura d libre eleccion q hago d Com Audiovisual.
Fue una hora y media q vale casi por un trimestre de periodismo. Quiza deba resumir y publicar los apuntes...

Amigo Gagarin -

Además, que eso de los estados étnicamente puros siempre ha sido una idea aberrante propia de fascismos.
Que a cada etnia le corresponda un territorio limpio de otros: un estado exclusivo para los que hablan catalán (ADN del país (sic)), otro para los gitanos, otro para los bosnios musulmanes, etc. Alemania anexionándose el territorio polaco de población alemana, Albania el territorio serbio de población albanesa, ... Y a cada anexión una expulsión de no-nacionales.