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librodearena

Cantidad y calidad

El límite de la estupidez humana parece no conocer límites. Hace un par de días, haciendo zapping, recalé en las inefables costas catódicas de Crónicas Marcianas. El amigo Sardá se practicaba en público una autofelación a cuento de una pizarrita con unas líneas de colores. Las rayitas en cuestión indicaban las audiencias de su programa y dos de la competencia.
Pues bien, el amigo Sardá se regodeaba de su gran audiencia en comparación con el resto de los pobre mortales. Lanzaba un aviso para navegantes en el que venía a decir que su programa, pese a críticas e improperios varios, era líder. De ahí a decir que Crónicas era bueno porque era visto por la gran masa no pasó ni un minuto.
Sabido es por todos—menos por este señor—que cantidad y calidad son conceptos que no van unidos casi nunca. Una cosa puede ser buena y no ser mayoritaria o al revés. Ejemplos a patadas. Como ese señor bajito con bigote a lo Charlie Chaplin que ganó unas elecciones en Alemania en el año 33, y que montó el pollo más considerable de la historia del género humano. O como la infinidad de ejemplares del Código Davinci con los que se topa uno, o la lista de discos más vendidos cuando aquello de OT. Vamos, que ya lo decía Séneca—que no tenía un pelo de tonto—cuando escribía aquello de “aléjate de la multitud”.
Ahora bien, si su programa tiene éxito pues muy bien, pos m´alegro. Si las lumis que saca cada noche enseñando los pectorales le hacen subir la audiencia, pues de coña. Pero por favor, que no diga chorradas de tal calibre y se quede tan ancho. Porque por su misma regla de tres la mejor ciudad de este planeta para vivir es México DF, el mejor remedio contra la impotencia es el pene de tigre seco y la mejor película de la historia del cine español es Torrente. Ahí queda eso.

3 comentarios

adela -

Ole que arte!

ricard -

No me vengas con que te escandalizaste al ver al señor Sardà relamiéndose en su propia gloria. Ya sabías lo que te ibas a encontrar... o sea, "qui no vol pols que no vagi a l'era" que dicen en mi pueblo. De todos modos, estos programas deberían ser vistos con otros ojos y gran interés (al menos así me autoengaño yo cuando los veo): son una muestra del nivel cultural de este país (la piel de toro y la cataluñalandia postpojulista todo junto, mal que nos pese a algunos). Se ha llegado a un "todo vale si tengo espectadores" que en nombre de la libertad de audiencias dará lugar a un auténtico fascismo, no hay más que ver algunos programas de "periodismo" (eso dicen los señores y señoras que salen) en que en nombre del derecho a la información se pregunta sin reparo a cualquiera sobre su vida íntima. Así, discutiendo en televisión sobre los polvos de X no entraremos a discutir sobre el plan Ibarretxe, el Estado de Bienestar, el precio de la vivienda, etc. Si hasta Fraga se ha unido al coro proclamando que él folla sin condón! Bueno, a ver si nos vemos y nos lamentamos de este mundo.

Amigo Gagarin -

Y millones de moscas comiendo mierda me dan una idea del menú del Sardá.