Cultura
Un ilustre profesor de periodismo cultural me dijoa mí y a más genteque el elemento definitorio y sustancial de la cultura es la lengua. Lo dijo y se quedó tan ancho el hombre. N el momento de la aseveración me imaginé al pobre Levy Strauss pateándole el higadilllo al buen profesor con una botas de puntaera de acero. Uno ya se ha acostumbrado a oír barbaridades en las aulas universitarias, pero hay cosas que no te pueden dejar indiferente. El caso es que, entre el aprobado y la polémica, opté por el aprobado. Así que tras levantar la vista del periódico que estaba leyendo, puse cara de asco y continué con mi lectura.
El tipo insistía. A ver por qué narices Barcelona tiene que gastarse 20 millones de euros en promocionarse como ciudad cervantinamanda cojones. Y a ver también por qué oscuro y españolísimo motivo tienen que representar Fuenteovejuna en el Teatre nacional de Catalunya. Según este maromo cultura catalana es la que se hace en catalán, y la que no, por mucho que la hagan artistas e intelectuales catalanes, no lo es ni de coña.
Así que Manuel Vázquez Montalbán no es cultura catalana, ni Eduardo Mendoza, pese a que ambos han escrito las mejores páginas sobre mi ciudad natal y bilingüeBarcelona, mon amour. Por esa misma regla de tres, un pintor como Tápies hace arte catalán porque pinta sus obras mientras piensa en catalán. Pero otro cualquiera que haya nacido aquí, que viva en este bendito país pero que no hable catalán, no puede ni debe incluirse en el selecto y exclusivo mundo de la cultura catalanacomo si los cuadros hablasen. Siguiendo el razonamiento del ilustre profesor, el autor de estas líneas no pertenece a la cultura catalana. Es más, su cultura es la misma que la de un guineano ecuatorial o un colombianogente que vive a miles de kilómetros, con estructiras mentales diferentes y, en muchos casos, creencias diferentespero difiere de la de su compañero de pupitre catalanoparlanteque sí comparte con uno una serie de lugares comunes y gustos.
Esto de definir lo que es y lo que no es una cultura entra dentro de lo pantanoso. Cada vez que se intenta definir que es la cultura se tiene la impresión de haberse metido en un jardín. De la misma forma, siempre existirán flamencos como mi profesor capaces de pasarse años de investigación antropológica por el arco de triunfo y correrse de gusto ante lo más rancio del nacionalismo alemán del siglo XIX.
El tipo insistía. A ver por qué narices Barcelona tiene que gastarse 20 millones de euros en promocionarse como ciudad cervantinamanda cojones. Y a ver también por qué oscuro y españolísimo motivo tienen que representar Fuenteovejuna en el Teatre nacional de Catalunya. Según este maromo cultura catalana es la que se hace en catalán, y la que no, por mucho que la hagan artistas e intelectuales catalanes, no lo es ni de coña.
Así que Manuel Vázquez Montalbán no es cultura catalana, ni Eduardo Mendoza, pese a que ambos han escrito las mejores páginas sobre mi ciudad natal y bilingüeBarcelona, mon amour. Por esa misma regla de tres, un pintor como Tápies hace arte catalán porque pinta sus obras mientras piensa en catalán. Pero otro cualquiera que haya nacido aquí, que viva en este bendito país pero que no hable catalán, no puede ni debe incluirse en el selecto y exclusivo mundo de la cultura catalanacomo si los cuadros hablasen. Siguiendo el razonamiento del ilustre profesor, el autor de estas líneas no pertenece a la cultura catalana. Es más, su cultura es la misma que la de un guineano ecuatorial o un colombianogente que vive a miles de kilómetros, con estructiras mentales diferentes y, en muchos casos, creencias diferentespero difiere de la de su compañero de pupitre catalanoparlanteque sí comparte con uno una serie de lugares comunes y gustos.
Esto de definir lo que es y lo que no es una cultura entra dentro de lo pantanoso. Cada vez que se intenta definir que es la cultura se tiene la impresión de haberse metido en un jardín. De la misma forma, siempre existirán flamencos como mi profesor capaces de pasarse años de investigación antropológica por el arco de triunfo y correrse de gusto ante lo más rancio del nacionalismo alemán del siglo XIX.
3 comentarios
DaWyZ -
Amigo Gagarin -
Horacio -