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librodearena

Cosas veredes...

Hace cuatrocientos años un señor manco publicaba una novelita de cachondeo en la que a un hidalgo manchego se le iba la olla y salía por esos mundos de Dios a hacer el caballero andante. Un tipo flaco, cincuentón, cristiano viejo y de buena familia lo dejaba todo para ir a buscar la gloria por una Piel de Toro miserable y desagradecida.
Nacía el Quijote de la mano de un ex soldado de Felipe II. Don Miguel se dejó media vida y una mano luchando contra el turco frente a la costa griega defendiendo la fe erdadera y el honor patrio. Qué no se diga. Todavía era la época en la que los saraos nos salían bien y nos temían por medio mundo. Cafres, sí, pero con un par. En los territorios del Rey prudente no se ponía el Sol y ser español tenía su puntito. Más o menos como ser americano ahora, del norte, se entiende.
Pues aquel viejo soldado, preso en Argel, veterano del humo de mil batallas, acabó su vida más pobre que un perro. Cosa natural, por otra parte, en esta tierra de desagradecidos. El autor más importante de nuestra literatura. Lamentable.
Cuatro siglos después le montan el chiringuito del desagravio. Una jamona estupenda presenta un Telediario a la sombra de un molino manchego y nos sacan la efigie del Quijote hasta en camisetas. Programas especiales, señores ilustres y literatos encantados de haberse conocido elogiando la obra de Cervantes. Aquí, por estas tierras cervantinas periféricas, algún soplapollas se indigna porque se intente pillar algo, aunque sea de rasquis, aprovechando que el hidalgo pasó por aquí buscando el mar. Se entiende que el Quijote era u tipo hispano y, por ende, fascista. Puestos a elegir,se dicen qué coño no sacan al Tirant lo Blanc, el tirante el blanco que también leyó nuestro caballero de la triste figura.
Yo lo leí en el instituto. De aquella época también recuerdo haber leído a Shakespeare por primera vez. Tenía su gracia. Me gustó especialmente Macbeth, pedazo de hijo de puta. El caso es que el Quijote me gustó más. Y no por chovinismo sino por el cachondeo que se traía el hidalgo castellano. Pocas veces he leído algo que representase tan bien cómo somos. Personalmente creo que la gracia del Quijote se haya ahí; en lo mal que nos pone pero la gracia que tiene el jodío. Es una novela que se lee sola, divertida, trágica y con su mucho de ternura. Le coges cariño al loco, y al final te da un no se qué cuando se muera. Es, salvando las distancias, como si se muriese alguien de tu familia. El Quijote lleva muriéndose cuatrocientos años en la vida de los españoles. De él hemos sacado lecciones y ejemplos. Al fin y al cabo era un tipo que buscaba la justicia, y eso tira mucho. El mejor reconocimiento que podemos hacerle es leerlo
A pincipios de siglo XX no se leen novelas de caballerías. Se vende mucho bodrio y cualquier cantamañanas escribe una novelita por el mero hecho de lucir palmito en la tele. Aunque de todas formas siempre nos queda—a los que amamaos la letra impresa—algún rinconcito donde encontrar a gentes de valía. Alguna paradita de libros de segunda mano en la que encontrar un pequeña joya. Toda una aventura encontrar un libro amarillento. El placer de oler a rancio en sus páginas. Algo parecido a lo que debió sentir nuestro héroe cuando hojeaba el Amadís de Gaula.
Al final todos elegimos el motivo de nuestra locura. Y todos, sin excepción, cargamos al galope contra nuestros molinos de viento.
Cosas veredes, amigo Sancho. Cosas veredes....

3 comentarios

el autor -

"La Mirona" puedes aplicar tranquilamente el derecho a cita con cuantos artículos gustes de este humilde blog. Y gracias poer el piropo...

canserra -

Cuanta razón tienes. Entre tanto Codigo Davinci, este libro con la solera de 400 años, brilla por encima de los demás.

La Mirona. -

Me ha gustado tanto tu comentario que lo he seleccionado en mi álbum. Pero si no te gusta mi afán de pescadora de perlas ajenas, me lo dices, y lo borro, aunque me daría mucha pena, porque escribes de fábula.
Un beso de una que por lo menos sabe leer.