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Mad Max

Se subía aquí el arriba firmante a su coche y encendía la radio tan ricamente a ver qué coño pasaba ayer en el mundo. Confieso a vuestras mercedes que desde un tiempo a esta parte ni veo la tele ni casi compro los diarios. La radio se ha convertido en mi cordón umbilical con la realidad, ya que el contacto diario con la panda de inútiles docentes de la facultad pertenece más bien al reino de la metafísica.
Decía que voy, enciendo el arradio y lo primero que oigo es que un chaval francés, más sonado que unas maracas, se ha llevado por delante a toda su familia. Resulta que el angelito pilla una escopeta del doce con posta lobera y se pone en plan Terminator en el salón de su casa. Joder. Aquí el que escribe ya se imaginaba la escena con ese poder evocador de la radio: la casa a oscuras, la pantalla encendida de la tele y la sombra del zumbado con la escopeta en la mano proyectada en la pared manchada de sangre. Muchas películas, lo reconozco, pero es lo que hay.
Los vecinos consternados afirman que el menda era un chaval de puta madre y majo como el sólo. La madamme de la esquina consternada porque el Jean Francoise –o como coño se llame el tipo--siempre le daba los bueno días y ayudaba a las ancianitas a cruzar la carretera. Para cagarse.
Al arriba firmante hay cosas que no le entran en las pocas entendederas que el altísimo ha tenido a bien concederle. Por ejemplo, que un adolescente se cepille a su familia –así, por la geta--durante la pausa del capítulo de OC. Vale que el mundo está lleno de zumbados y que cosas veredes amigo Sancho, pero a uno se le ponen los pelos como escarpias de imaginar qué clase de monstruos perturbados están creando entre todos. Dios me libre de generalizar con todos los adolescente porque no hace demasiado el que escribe pertenecía a ese género de monstruitos, pero de lo que no cabe mucha duda es de que algo falla cuando cada dos por tres aparecen episodios como estos.
En Japón lo de los chavales que se encierran por la cara en su cuarto y no salen más en su puta vida. Aquí el menda aquel que se creía un ninja y se puso en plan Tekken con su familia. En los yuesei los púberes rollito Rambo dándose los bueno días descargando el cargador de su Kalashnikov regalado por Navidad. Y lo que debe estar pasando por ahí de lo que no tenemos ni pajolera idea, ya ni les cuento, oigan. Acojonante.
Como esto no cambie, dentro de 20 años esto va a parecerse muchísimo a Mad Max episodio II --¿han visto que dominio del séptimo arte?—o, más castizamente, al coño de la Bernarda. Que todo puede ser.

1 comentario

Gonzalo -

Que pasa putillo, necesito otra comida en el Gracia paso hambre. Te he puesto de enlace te doy mi direccion para que hagas lo mismo.
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Un saludo nen