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Y dale Periquillo al torno...

Y dale Periquillo al torno...  

Les juro por lo más sagrado que hay días en los que me gustaría escribir sobre otras cosas. Porque al final uno se repite más que el ajo. Pero es que me lo ponen a huevo, día sí, día también. Es abrir el diario -ya sea impreso o digital- y parece algún señor preguntándose qué es España. Opinioes las hay para todos los gustos. Qué les voy a contar que ustedes no sepan. Que sin nación a palo seco, que si nación de naciones, que si invento borbónico, que si tal o cual. Y aquí estamos, dos mil y pico años después de que el primer Escipión pusiese el pie en Ampurias, preguntándonos que narices somos.

Otra cosa es lo que dicen que somos por esos mundos mundiales. Ayer les transcribía una entrevista a una moza teutona, corresponsal de un diario Alemán, que nos ponía a caldo. Hoy, cual es mi sorpresa cuando leo lo que el resto de corresponsales extranjeros piensan de nosotros. Se repiten los tópicos, algunos infundados y otros ciertos, pero al final, la mayoría negativos. Tampoco es que crea que sus respectivos países sean de otra dimensión, porque de ser así no estaríamos a estas alturas pisándoles los talones con todo el equipaje que llevamos a cuestas. Pero una cosa sí que parece intrínseca al españolito de a pie; esa apatía en cuanto a los malos gobernantes que hemos tenido secularmente. Aquí los reyes y jefes de gobierno decentes se cuentan con los dedos de una mano. Lo demás, guerras civiles por un tubo,militares salvapatrias, moral católica decimonónica y poca cosa más. Quedan episodios de los que uno se siente orgullosos, la mayoría relacionados con un puñado de tios del pueblo llano. Me vienen a la cabeza pasajes de La Batalla del Ebro y La Batalla de Madrid de Jorge María Reverte, donde una serie de paisanos mal dirigidos le echaban al asunto unos reaños del copón. De ambos lados, que conste, que para estas cosas no hay ideologías. Pero, decía, los malos han sido y serán siempre los gobernantes. Una casta de apoltronados que aprovechan cualquier excusa para tirarse los trastos a la cabeza y de paso liar al personal en el títere que les interese en ese momento. En eso sí que tenemos culpa lo que se ha venido a llamar el pueblo español. Nos dejamos liar por cualquier asaltatrenes de tres al cuarto con el consiguiente sainete posterior.

Lo he repetido hasta la saciedad, pero creo que deberíamos dejar de ser tan viscerales y tomarnos las cosas un poco más a cachondeo -y me incluyo en el paquete, mea culpa, mea culpa-. Entre el PP recogiendo firmas contra el estatuto y ERC montando manifas independentistas, aquí nos van a dar la del pulpo como nos descuidemos. Ya va siendo hora de que el pueblo español les diga a sus gobernantes que lo que quiere es vivir tranquilo y que le solucionen los problemas del día a día. Que no aparezca el patriotero de turno -centralista o periférico- calentando los ánimos. Porque ya nos conocemos todos. Sería una idea estupenda que, a pesar de nuestras diferencias políticas, empezáramos a tener en cuenta que en este barco -que hace siglos que se llama España- vamos todos , y que como se vaya a pique no va a haber suficientes botes salvavidas. Porque, dicho sea de paso, una cosa es discutir sana y democráticamente de política y otra bien distinta joder la marrana.



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