Sobre hipócritas y mezquinos
Resulta que cada dos por tres me encuentro con algún jerifalte de PRISA en la tele. Muy digno él, defendiendo los valores del progrsisimo de salón y tal y cual. En esos casos me entra la risa floja. Más que nada porque sé de buena tinta cuánto gana un redactor de la Cadena SER. Me refiero a uno de esos periodistas que echan más horas que un reloj y que informan puntualmente en los boletines horarios. Ustedes no saben, ni tienen por qué saberlo, que los compañeros de la radio soportan un nivel de estrés difícilmente igualable. Pues bien, estos profesionales, que lo mismo se van a las tres de la madrugada a Villaciruelo de Abajo cuando a un veciono se le va la olla y se lía a escopetazos, que se chupan cualquier rueda de prensa en busca de la declaración del cantamañanas de turno, cobran 600 leuros al mes, guardias incluidas. Qué, cómo se les queda el cuerpo. El señor Polanco, tan republicano y defensor de los pobres, paga una miseria a sus trabajadores. Eso sí, sus primas donnas se llevan una morterada por bailarle el agua en todos los platós y tertulias filoprogres. Pero ¿y los periodistas? Los de verdad, no las vedettes. Ya me dirán ustedes cómo se paga un piso con 600 euritos. El diccionario de la RAE, al que acudo para despejar dudas en casos como este, define la hipocresía como "fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan", y mezquino como "que escatima excesivamente en el gasto" o "falto de nobleza de espíritu". Roma locuta disputa finita, que dirían los clásicos. |
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Víctor -