La mani
Este fin de semana se celebra en Barcelona una manifestación convocada por la plataforma “Dret a Decidir”. Esta entidad promueve el derecho del pueblo catalán a decidir libremente su destino político (como si no lo hiciera ya) a través de la independencia. Pues bien, a esta manifestación, a la que no apoyo, van a acaudir diferentes asociaciones, grupos y partidos políticos. Como es natural, ERC y CiU estarán presentes. Nada extraordinario. Lo que sí me sorprende, o no, es la presencia de IC-V, ese glorioso residuo del antaño combativo comunismo catalán.
Me perdonarán ustedes la digresión, pero yo milité un par de años en ese partido. Lo hice, como tantos jóvenes, movido por un sentimiento de justicia social e internacionalismo proletario. Nada de qué avergonzarse, más bien todo lo contrario. El tiempo y los propios seres humanos, entre los que destacaría a los propios proletarios, me hicieron matizar mi postura inicial.
Pues bien, uno de los motivos que influyeron decisivamente en mi cambio ideológico fue el del coqueteo con el nacionalismo de esta y otras formaciones de la llamada “izquierda transformadora”. No podía entender, en aquel tiempo, como aquellos defensores del internacionalismo le bailaban el agua a lo que yo consideraba una ideología reaccionaria; el gérmen mismo del fascismo.
Perdido ya el referente del Socialismo Real, estos grupúsculos se han apuntado al carro del “soberanismo progre”. Su target ha pasado del obrero de la SEAT de Santa Coloma al pijo-perro-flauta de la Autónoma (la universidad, se entiende). Del marxismo al independentismo pasando por los sillones de la Generealitat. Lo que hay que ver. Pero, por otro lado, es normal. De Gregorio López Raimnundo han pasado a estar dirigidos por Saura y señora. Del obrero al niño de papá de la “gauche divine”.
Si he de ser sincero, esto ya me lo veía venir. Lo que no sé es cómo lo justifican los dirigentes y militantes de la formación eco-progre. O quizá sí. Y es que España es un invento. Una creación de los borbones allá´por el siglo XVIII. Luego vino Franco, con su camisa azul y su cara al sol. Y ya está la ecuación montada, España=fascismo.
La verdad es que me da pena pensar en esos currantes del cinturón rojo de Barcelona cuando los ningunea algún niñato del Eixample (y he sido testigo de ello), los satiriza alguna serie de TV3. Me da pena el propio Montilla, que pide perdón cada 5 minutos por no tener el nivel C de catalán, y me dan pena esos escolares que no llegan al nivel educativo medio de España, que ya es decir. Esta es la Cataluña mediocre y provinciana que estamos creando. Pero bueno, tenemos lo que nos merecemos. Esa es la grandeza de la democracia.
PD. Me comentaba un amigo mío mosso d'esquadra que les han "sugerido" que hablen catalán entre ellos, auqnue sean castellanoparlantes. Hay que dar ejemplo.
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