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librodearena

Moda moderna

Tengo la inmensa suerte de trabajar en uno de los lugares más bonitos de Barcelona; el Paseo de Grácia. Es una auténtica gozada bajarse del autobús una tarde de primavera y recorrer la ilustre avenida barcelonesa entre guirirs y jamonas. Lo de las jamonas se acentúa en estas épocas de calor. Qué maravilla para la vista alternar las arquitecturas modernistas con las modernísimas esculturales. Pero a lo que iba. Siempre que bajo paseando me fijo en los escaparates. Sabido es que el Paseo de Gracia es el equivalente con barretina de la Quinta Avenida neoyorquina. Aquí se instalan todas las firmas de moda de nivel. Una pasta, oigan, lo que cuesta cualquier trapito ultramoderno de los que exhiben los escaparates. Lo jodido del tema viene cuando te fijas en la ropa masculina. Me indigno. A ver de qué me voy a vestir, a estas alturas y con casi treinta tacos, de mequetrefe. Vaya pintas que tienen los pobres maniquís. Si es que dan hasta pena.
La sangre no llegaría al río si sólo se tratase de un escaparate. Pero es que lo hacen todos. Al lado del trajecito apañado de Ives Sant Lourant, o como coño se llame el amigo, siempre se exhibe un maniquí con ropa de payaso. Tampoco es que uno sea excesivamente clásico, pero todo tiene un límite, y según que ropitas se las puede ir poniendo la señora madre de alguno. Una conjura, se lo digo yo. Una auténtica maquinación sinárquica para acabar de agilipollarnos. Porque esa ropa antonta, no jodamos. Tanto colorín colorado y tanta solapa, no pueden ejercer una influencia positicva sobre el portador. Yo, por ejemplo, veo a un gachón con eso puesto y me decojono durante dos horas seguidas. Serán muy caras, muy chachis y muy modernas, pero a un servidor de ustedes no le verán pasando por la puerta. Como no sea para mirar a las dependientas no entro.
Pues eso. Que en la actual conjura por volvernos estúpidos de solemnidad, los diseñadores de moda se han unido con ahínco a la empresa. Eso por no hablar de lo poco masculino del atuendo, que ese es otro tema. Porque a ver de qué van a vestir a un servidor de loca--con todos mis respetos para las locas, que no gays, pues es otra cosa--por la jeta. Que no. Prefiero pasarme tranquilamente de moda a que me vistan de lagarterana.

1 comentario

altamar -

Casi estás a punto de comprender,lo que siente al respecto una mujer,eso si que es un castigo.