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librodearena

Buenas intenciones

El infierno está empedrado con buenas intenciones. Al menos eso dicen los expertos. Lo curisos del asunto es que casi siempre un buen propósito -o eso puede parecerle a algunos- acaba conviertiéndose en una pesadilla. Y si no que se lo expliquen a los rusos, a los chinos y a los cubanos. De todas formas la cosa no iba por ahí.

El caso es que estamos asistiendo a una auténtica tragedia en las costas españolas. Cientos, sinó miles, de africanos se dejan el pellejo atravesando el mar en busca de territorio europeo. Da igual que el drama se produzca en Canarias, en el estrecho o saltando una valla en Melilla; se trata de un drama humano de dimensiones desconocidas hasta la fecha.

Paréntesis. Ni siquiera en mis tiempos más revolucionarios (=reaccionarios) llegué a creer del todo en eso de los papeles para todo. Más que nada por pura aplicación del sentido común. Ya me dirán ustedes cómo se puede dar cabida a una invasión (dicho esto sin matiz peyorativo) de cientos de miles o millones de personas.

El eslogan está bien para mitines, reuniones de compadres y vociferaciones varias, pero no tiene aplicación real.

Vuelvo al asunto. Hace un tiempo este bendito Gobierno aprobó una nueva ley de extranjería. Por aquel entonces se advirtió desde Europa y desde la oposición de lo grave de las consecuencias que podría acarrear el nuevo edicto. Ni caso, como siempre. Se pregonó desde los medios afines las virtudes y bondades de la reforma y lo felices que seríamos todos juntos.

Ahora España se enfrenta a una crisis humanitaria. Desde El País, Cuatro y la SER se rasgan las vestiduras por las declaraciones que llegan desde Europa y que vienen a decir con pan os lo comais, bonitos. Pero el que avisa no es traidor y, una vez más, una supuesta política social y progresista conduce al desastre, a la muerte, y al hacinamiento de seres humanos en condiciones que no vivían ni en sus países de origen.

 

Adenda. Como bien dice mi amigo Kali, es difícil defender la idea de libre circulaciónd de capitales y no la de libre circulación de personas. Que quede claro que también defiendo la misma, pero a diferencia del capital, las personas necesitan de cuidados y servicios, y estos no pueden darse siempre. Por lo que considero que ésta última no puede darse sin que se garanticen unas condiciones dignas en el país de acogida. O, como dijo Milton Firedman, se podría aceptar a un número indeterminado de inmigrantes siempre que el Estado del Bienestar no existiera y cada uno fuera responsable de sus condiciones de vida. Es una idea, pero la dejo ahí.

3 comentarios

chica -

Nada, decirte que he encontrado este blog buscando mi propio blog semimuerto. Al parecer alguien enlazó un post mío a un post tuyo sobre nacionalismo, hace siglos. Estoy absolutamente de acuerdo contigo en eso y en otras muchas cosas. Pero no tengo tiempo de leer más...
Hacen falta valientes que naden a contracorriente en esta atmósfera podrida en la que nos quieren asfixiar.

Saludos!

Guillermo -

Los problemas no se pueden solucionar desde los efectos. Esta enunciación que sería una perogrullada vergonzosa en medicina, ingeniería o cualquier otra ciencia parece que es algo muy difícil de comprender para nuestros políticos.

Claro que si profundizaran en las causas se encontrarían con un continente (Africa) lleno de posibilidades pero con su población viviendo entre la Edad Media y la Prehistoria.

Entonces tendrían que pensar que esos "gobernantes" con los que alternan en la ONU, en foros diversos, en "Alianzas de Civilizaciones" (?) o en simpatiquísimos viajes de Fernández de la Vogue tal vez no estén precisamente pensando en lo mejor para sus pueblos.

Tal vez tendrían entonces que pensar que un enorme porcentaje de ayudas varias termina en cuentas numeradas en Suiza de tiranos de horca y cuchillo.

Tal vez tendrían que pensar que Europa debería dejar de pedir y empezar a exigir unas cuantas cosas a esos "señores".

Pero todo esto es políticamente muy incorrecto ¿no?

Kali -

Es dificil argumentar a favor de la libre circulación de capitales y bienes, y por otra parte limitar la circulación de seres humanos...
De todas formas, el tema es complicado, pero si que tengo claro que el fin debe ser que llegue algun momento en que las fronteras dejen de tener sentido.