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Infromativo dragoniano

Infromativo dragoniano

El verano pasado estuve en Madrid. Me encanta esa ciudad, su historia, sus monumentos, su gente y su cultura. Debe ser que tengo algo de complejo mesetario. El caso es que me pasó algo curiso, el día que tenía que coger el avión, a eso de las 4 o las 5 de la tarde, vi en un programa de Cuatro una entrevista a Sánchez Dragó. A priori siempre me había parecido un tipo bastante pedante. De todas forma, reconozco que más de una vez me chupé enterito el programa de Blanco sobre Negro que dirigía en la 2.

Decía que me topé con Dragó en un programa de estos triviales de sobremesa. Escuché lo que dijo el escritor y me pareció harto interesante. Resulta que estaba de promoción de su última novela. La trama giraba en torno a su padre, fusilado por los “nacionales” a finales de 1936. Me sorprendió lo que dijo Dragó acerca de la tragedia colectiva que se vivió durante la Guerra Civil. Sobre todo, me impactó algo que dijo y que luego leí en el libro: “lamento profundamente haber nacido español”. El escritor narraba, seguidamente, el calvario que tuvo que pasar su padre y lo absurdo de su muerte, ya que se trataba de un moderado del partido de Maura; es decir, un moderado de derechas. Dragó no cargaba contra nadie salvo contra nuestro propio cainismo, y eso me gusto. Desde hace tiempo he dejado de creer en los maniqueismos y en las interpretaciones de blanco y negro.

Pues bien, al hilo de lo que decía al principio, al día siguiente me encontraba en el Retiro. Por pura casualidad se celebraba la Feria del Libro y, ante mi sorpresa, me topé con Dragó firmando libros en una caseta. He de decir que me cayó simpático. “Yo soy Nemo”, le decía a un lector al que le firmaba un ejemplar de Muertes Paraleleas, que así se llama el libro. Yo ya tenái la vaga idea de hacerme con el libro, pero aquella “casulaidad” me decidió a comprárselo al propio autor. Muy amablemente, Dragó me firmó una dedicatoria y conversé un instante con él.

El libro me sorprendió muy gratamente. No había buenos ni malos en el sentido estricto de la palabra. Dragó arremetía por igual contra Franco (Paca la culona) y contra una República que consideraba, cuando menos, ineficaz y algo sectaria. Pese a que su padre había sido fusilado por falangistas de última hora (arribistas sin escrúpulos), Dragó encumbraba la figura de Jose Antonio Primo de Rivera, del que decía que fue el único que podría haber desmontado la masacre. Curioso, cuando menos. Tardé en acabarme el libro, pero siguen rondando por mi cabeza algunas de las afirmaciones del erudito. También me sorprendió la evolución ideológica del autor, muy parecida, con matices, a la de un servidor.

Pues bien, resulta que Dragó, desde hace poco más de un mes, presenta un informativo nocturno en Telemadrid. El estilo recuerda vagamente al que dirige en Cataluña Mónica Terribas, aunque es mucho más ameno y mucho menos localista; un personaje así es poco dado a mirarse el ombligo. Dragó habla de todo menos de fútbol. Se niega a incluir los deportes en su informativo, cosa que le hace ganar puntos. Siempre acude algún literato o artista a su programa,y siempre emite Dragó sentencia sobre la actualidad: sus llamadas "gotas". He de reconocer que me ha enganchado. Gracias a la parabólica no me pierdo su informativo.

Así que ya saben, si tienen ustedes oportunidad no se pierdan al viejo escritor atrincherado tras su atril y sus pequeñas gafas de lectura. Yo ya me considero un incondicional de su programa y, con tiempo y una caña, de sus libros.

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