Agua para todos
Estamos secos. Como no se ponga a llover a cántaros nos quedamos sin agua de aquí a cuatro días. De momento ya nos traen el preciado líquido desde Almería, que tiene guasa. Nuestros próceres vernáculos se están planteando hacer un trasvase desde el Segre, que como es más pequñito y está cerca no levantará el revuelo de aquel otro del Ebro.
Suelen decir los amigos de los pobres que hay que redistribuir la riqueza, aunque al parecer tan loable intención se limita al vil metal, a lo pecuniario. Si resulta que el Ebro baja con un caudal 6 metros superior a lo habitual y en Villaborricos de Abajo se mueren de sed, pues mala suerte. Spain is diferent, que diría aquel. Parece que nadie se acuerda ya de aquel Plan Hidrológico nacional cuyo pecado original es haber sido puesto en marcha (porque la yo contemplaba el PSOE de felipe González) por un Gobierno facha. La política cainita de este país se ha ocupado de sepultar en el olvido una de las pocas cosas coherentes que se han planteado en los últimos años: redistribuir el agua.
Algunos objetarán que el trasvase de marras ponía en peligro la supervivenciade la rana del delta y de la libelula picuda. Vaya usted a saber. Lo único constatable es que a estas alturas estamos sin agua. Y no sólo para consumo humano, sino para regadíos y campos de golf, esos inventos de los ricos que no generan riqueza, ni empleo, ni atraen turistas. También está por demostrar que esas riadas que bajan por el Ebro y que van a parar al mar sean tan beneficiosas para el delta.
Por lo pronto nos espera un verano de aquellos que dan miedo y un gobierno progre que con la excusa de la ecología importa electricidad de Francia (producida en plantas nucleares) o la genera en contaminantes centrales térmicas; prohibe los grandes travases pero destroza pequeñas cuencas fluviales como la del río Castril con la excusa -a buenas horas mangas verdes- de que el agua es de todos. Todo ello por no hablar de esas plantas desalinizadoras que emiten una cantidad ingente de CO2 a la atmósfera. Pero no pasa nada, somos muy pero que muy ecogilipollas.
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