Blogia
librodearena

Negociaciones

Por una vez, y sin que sirva de precente, le voy a dar la razón a los de la caverna. Parcialmente, que quede claro. No se me caen los anillos ni nada por el estilo, lo cortés no quita lo valiente. El caso es que estamos liados con lo de si negociación con ETA sí, o negociación con ETA no. Como persona de izquierdas, de las izquierdas de antes -se entiende- el Estado, entendido como un instrumento ddel ciudadano, es intocable. Ergo, quien se mete con el Estado lo tiene chungo. A saber, si a un tipo le da, por ejemplo, por liarse la manta a la cabeza, pillar la escopeta -o el amosal- y liarse a tiros o lo que sea contra todo el mundo en nombre de la nación del patio de su casa, pues muy bien. Pero que sepa que va a pringar. Que ese mismo individuo tenga pero que muy clarito que como lo pillen le van a dar de hostias hasta en el cielo de la boca, y que luego no venga con derechos humanos ni leches que él mismo no ha tenido nunca en cuenta. Sé que esto no es políticamente correcto, pero a mi plin, es lo que me pide el cuerpo. Me pide, en concreto, que a los de los coches bomba los metan en el agujero más oscuro e incomunicado que pillen y que tiren la llave al Atlántico, for example. No es muy humanitario, pero qué leches, soy de los que piensan que los derechos humanos se aplican a los seres humanos, es decir, y para que se entienda, que cuando uno es el primero en no cumplirlos ni respetarlos, luego ha perdido toda legitimidad para reclamarlos. Me hace gracia que un tipejo que ha puesto un pepino y que se ha llevado por delante a Cristo y su madre, luego aparezca quejándose porque su pobre familia lo tiene que ir a visitar al Puerto de Santa María provincia de Cádiz. Suena como a coña. En otros tiempos, mucho más fascistas y mucho más españoles que los de ahora, la visita seguramente se la harían en su pueblo, pero en un nicho. Así que me descojono cuando hablan de negociaciones e historias por el estilo. Muerto el perro muerta la rabia, y si en una sociedad democrática te da por darle matarile a la peña, pues apechuga, tio, demuestra lo machote que eres, lo buen gudari que piensar que también eres y no vayas luego en plan madalena. El mensaje es sencillo: o dejais de matar o vamos a por vosotros. Dentro de los límites constitucionales, of course. Sin guerras sucias ni historias de varietés como antaño, pero dándoles mucha candela. A ver si encima de putas vamos a pagar también la cama. Faltaria más...

2 comentarios

ricard -

Es innegable que hay que abrir algún tipo de negociación, para ello sería preciso dejar esa manía tan española del tremendismo y de la hipérbole y, relajadamente (esto implica un cese de acciones etarras, naturalmente), empezar a tratar las cuestiones en juego.

Anónimo -

Demasiada bilis