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Dignidad

Al hilo de lo que les comentaba el otro día, esta meñana me encuentro una emotiva carta de Rosa Díez (antes de que alguien lo diga lo diré yo: mi nueva musa política) a su amiga María San Gil. Les invito a que la lean y contemplen uno de los pocos ejemplos de dignidad de la política española.

Me sonroja escuchar comentarios que dicen que San Gil es "de extrema derecha" y que está con el ala dura del PP. Yo no sé si está con tal o cual sector, lo único que puedo decirles es que me admira que no anteponga los intereses electorales de su partido a sus convicciones. Lo mismo digo de Rosa Díez, admirada antaño por su valentía contra los asesinos y vilipendiada hoy por haber abandonado las filas del totémico PSOE.

Existen cosas que están por encima de las caducas divisiones entre izquierda y derecha, como lo es, por ejemplo, la ya citada dignidad. Hace ya tiempo que vengo pensando que en España hace falta una regeneración a todos los niveles, y esto no hace sino afianzar mi convicción. Y una de las primeras cosas que han de ser objeto de esta regeneración es la política. No necesitamos políticos que lo único que quieran es pisar moqueta y que convenzan al ciudadano con la cantinela de mal menor (vótame que si no gobernará el otro). Necesitamos propuestas, gente decente que de un golpe de timón y convierta a esta casa de putas que hoy llamamos España en un país moderno del que nos sintamos orgullosos de formar parte (como pasa en nuestro entorno).

Así que valor y al toro. Si hacen ustedes el esfuerzo de meterse en foros políticos de Internet comprobarán que algo se está moviendo y que se va perfilando un proyecto transversal sumamente interesante (como en su día lo fue Ciutadans de Catalunya, aunque esa es otra historia). Un proyecto al que se han sumado gentes tan poco sospechosas de "facciosas" como Antonio Muñoz Molina, Álvaro Pombo o Fernando Savater, por citar sólo algunos nombres.

 

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